Decasílabos de amor
(Soneto Decasílabo Espejado)
La dama a quién amo no necesita
izar sus banderas de ternura,
esperar mil noches de locura
para hechizarme con su varita.
Ella es aroma de margarita,
un soneto de bella estructura,
la diosa Afrodita y su escultura,
una luz tierna que en mí gravita.
Clamor de voz hecha poesía,
vertiente virgen en el deseo,
un faro y puerto por la agonía.
Fondo luminoso en el buceo,
refugio seguro de alegría
y ardiente fulgor en el flameo.
Ella es, un sumario sin falsía,
hermoso y brillante camafeo,
de intacta y compleja sinfonía.
En mi canción especial valía,
de mi valle el río en serpenteo,
y del alma casta analogía.
La dama que amo no necesita
cabalgar en pos de una llanura
soy de su beso la suave sutura
y en su dulce rezo, silente ermita.
Porque en mí tiene dura ferrita.
sosteniendo su sed de aventura,
el amor que la espera segura,
cuidando su ser mientras dormita.