Dando frutos a la tierra
(Romance)
Era un prisma de color
remontando primavera,
donde el agua era fortuita
y su esencia una diadema;
eran cauces que surcaban
por su cuerpo de sirena,
que su valle permisivo
condenaba mi bohemia.
Eran montañas silentes
con sus cumbres indefensas,
invitando a la conquista
para plantar la bandera,
sus rosales afilados
aromaban los poemas
y su sacro bosque amado
esperaba por mi letra.
En su pradera planté
la más fogosa palmera,
con simientes de esperanza
por su surco cual saeta,
en su piel de aguamarina
fui piraña en la marea,
un carnívoro incansable
carcomiendo su pecera.
Hoy las luces ya son otras
aunque sigue la fiereza,
que con su tierno latido
a mi corazón festeja,
hoy las olas se desvelan
en mi costa y en su arena
porque juntos somos mar
dando frutos a la tierra.