(Soneto Alejandrino espejado de doble rima)
El tibio sol nacía animando las mañanas,
en la cumbre lejana la neblina exhibía
su mantilla de hermana, los pinos en porfía
le hacían cirugía revelando sus canas.
La nevada rompía copos tras las ventanas,
Venus en la fontana una novia parecía,
la huerta tan cercana una blanca poesía,
todo era armonía, un bello paisaje en granas.
La casa al descansar parecía sin vida,
la música dormida quería principiar,
y la hoguera al chirriar estaba conmovida.
El navideño viajar estaba de salida,
el viejo año de huida y el nuevo en su brotar
comenzaba asomar, mostrando su luz fluida.
Todo en justo lugar, la etiqueta atendida,
la mesa ya servida, las risas sin parar,
mirando al reloj dar, la hora de bienvenida.
Se escucha resonar la copa decidida,
el abuelo convida todos a levantar
para poder brindar por la etapa cumplida.
Un deseo de valía surgiendo con las ganas
desde su boca emana, la paz y la armonía,
nos vea sin malsana envidia, con alegría,
soñando un nuevo día de ternuras humanas.
Reciban regalías de las almas hermanas,
cuidemos la decana con gran idolatría,
mordamos la manzana con amor, gallardía,
con verdad, empatía, para versar sin nanas.