Aquellos que fomentan el poder
A través de las mañanas cuando lloren los paisajes y en el viento se desguace la ilusión del firmamento, no habrá musas, ni habrá cuentos que reclamen por la vida que el páramo escondido se suicide con el viento. Tu sabiduría, será flor del firmamento, un universo entero para el amor del nuevo día, verás surcar la tierra emblemática, desmedida y pedirás perdón a la madre que te contestará “lo siento tu crédito está extinto”, como extinto está el misterio de tu futuro mediático, ese que compras barato en la tele o en la net.
Ya no hay solución, ni medicina en internet que te salve del exilio, hemos roto el idilio que teníamos en el comienzo, ni la risa ni el incienso concurrirán a tu cielo.
Serás desierto continuo, polvo cósmico en alguna estrella, ni siquiera tendrás huella que alumbre tu camino, un ente peregrino sin brújula ni esencia y creas tener presencia tu galaxia no tendrá nido, eres un ser anodino, una vasija agujereada, una singladura estéril en el ignoto destino, un ripio adormecido en la coreografía de las mieles, un gélido escalpelo que perdió el filo, un párvulo humano sin raciocinio, una excomulgación del sol, un anacoreta perdido en las inmensidades del Olimpo.
Culparás a la Eternia, al precepto escondido, al contubernio decir del arcano cristalino, a la falacia que crece en derredor del desatino, pero jamás te culparás a ti mismo.
Sí; a ti, infausta criatura que te crees Dios y solo eres miseria, alimentándote de odio y guerra, de infortunios sin esperanza, de las muertes que amontonas en la crianza, a ti, ventisca de un minuto, estúpido e impoluto azogue del pensamiento, lioso de la fortuna, obsidiana fallada convertida en arenisca.
En tu creencia Numantina no coexiste la verdad, solo la albura impiedad que crece en tu plectro; eres la sanguijuela estentórea de la tierra, un ángelus de muerte sin el martillo de Thor, una calígine oscura que abarata la corrupción hoy te crees rey, mañana, simplemente un esclavo sodomita.
Tu tiempo se está acabando mentor de la angustia, fomentador del poder.